Historias: La primera

No sé si escribo bien o no, simplemente quiero expresar lo que pienso, lo que siento e incluso narrar algunas cosas sobre mí que la gente no suele conocer. El punto de este blog ha sido siempre eso, sin tomar mucho en cuenta el tipo de redacción, estilo o formato de texto, plasmando de una forma libre las ideas que en mi mente aparecen. El día de hoy, con ganas de escribir desde hace semanas, se me ha ocurrido algo, en los siguientes posts de éste sitio contaré algunas breves historias de mi vida no ordenadas ni cronológicamente ni de alguna otra manera. Estoy abierto a que, si te identificas o identificas que fuiste parte de alguna de ellas o simplemente tienes alguna opinión la comentes o incluso me envíes un mensaje en alguna red social para poderlo charlar. Si hasta éste punto ya te aburrí, sólo cambia la página, también eso es aceptable, y si no, vayamos a la primera:

Era una tarde como cualquier otra, yo tenía apenas unos 19 años, el comienzo de mi día fue como cualquier otro de ese entonces, levantarme, bañarme, vestirme y finalmente tomar el taxi hacia la prepa. Llegando aproximadamente 20 minutos temprano como hasta la fecha suelo hacer, seguramente pase a la papelería de la escuela por unas copias de último momento como solía pasar. Tomé mis clases normales y llegado el receso, pasé el tiempo recorriendo la escuela con alguno de mis pocos grupos de amigos de ese entonces. Cuando caminaba, siempre me encontraba a mis amistades, que en su mayoría eran mujeres, una sonrisa, un beso en la mejilla, y un hola, el saludo típico repetido unas cuantas veces en esa media hora. Ella estaba ahí, otra de mis amigas, con quien además compartía clases, un saludo y mi camino siguió. El receso termino, mis clases siguieron, después de ello el camión de regreso a casa. Como dije, el comienzo de mi día había sido normal.

Era una tarde como cualquier otra, ya en casa, después o durante el momento en el que hacia mi tarea chateaba, aún existía ese programa en el que enviabas zumbidos que, por cierto, tenía bloqueados. Es relevante que haya mencionado a una amiga en particular en el receso, pues dentro de ese chat y esa lista de personas con las que chateaba estaba ella. Pasé horas chateando, haciendo tarea y escuchando música, y cuando la noche ya estaba más próxima, la charla tomó un giro repentino. Recuerdo bien ese oye, pues cambiaría tal vez mi destino, tal vez su destino, tal vez ambos. No sé si fue lo mejor o peor que pudo haber pasado en nuestra amistad. Después de ese oye una serie de párrafos me declaraban su amor, me declaraban el hecho de que yo le gustaba, declaraban el que quisiera más que mi amistad, también denotaban nerviosismo y sobre todo un final o un comienzo. Si yo respondía algo como que me agradaría que sucediera un noviazgo, sería muy bonito ese comienzo para ambos, pero también una mentira. Si yo decía que no quería nada, el final de la amistad se aproximaba, también tal vez un poco de dolor para ella. ¿Tú qué opción hubieras elegido?

Era una tarde como cualquier otra, mi amiga me había declarado su amor, esa amiga que conocía desde semestres atrás, en la que confiaba, quien confiaba en mí. Nos conocimos una mañana de primer semestre, cuando la profesora de esa clase nos pedía hacer trabajos en equipo. Poco a poco fuimos tomando confianza, hasta que llegó el día en que nuestras vidas no eran demasiado secretas para cada cual de una forma mutua. Todo era felicidad, risas, a veces tristezas, simplemente una buena amistad.

Era una tarde como cualquier otra, tuve dar fin a una bella amistad. No me quedaba más que decir la verdad y que aquello no se prolongase y se llamará incluso falsa amistad porque, no sé si les ha pasado, pero si tienes con alguien una relación amistosa y de repente alguno la quiere convertir en algo más, eso prácticamente ya se acabó.

©JuanDanielPaz

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