Nuestro penúltimo adiós

Era una noche oscura, el viento parecía viajar a una velocidad mayor que la habitual, solo faltaban dos días más, dos días que podrían ser eternos, dos días que podían ser fugaces. La luna me susurraba secretos, secretos mágicos a través de sus tenues rayos de luz, secretos de la naturaleza. Un antepenúltimo adiós de esa naturaleza mágica, a la cual parezco no pertenecer. Entre soplos y cambios de temperatura podré decir aquél, el que fuera mi penúltimo adiós.  Mi destino zarpa a mi lado, y la habitualidad vuelve, he aquí el adiós por ahora, abriendo la brecha para el futuro reencuentro...

©JuanDanielPaz
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